Asunción Gómez-Pérez, la experta en Inteligencia Artificial que vigilará el lenguaje de las apps desde la RAE
¿Qué hace una informática en la Real Academia Española? Es la pregunta que le hacen sin cesar a Asunción Gómez- Pérez, justo desde que el pasado jueves se anunciara oficialmente que había sido nombrada -en votación secreta- académica de número de esta prestigiosa institución.
Se convierte así en la décimocuarta mujer que ingresa en la RAE desde 1713, año en el que se creó la institución, y a la que han pertenecido un total de 495 personas. La RAE cuenta con 46 sillas académicas y tras este último nombramiento quedan dos plazas vacantes, las de las letras A y X. En la actualidad, siete mujeres forman parte de esta institución (tres de los cuatro últimos nombramientos).
Actual vicerrectora de Investigación, Innovación y Doctorado de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), esta experta tecnológa nacida en Azuaga (Badajoz) hace 54 años ocupará la silla ‘q’, que quedó vacante por el fallecimiento de Gregorio Salvador el 26 de diciembre de 2020. Su candidatura, presentada por los académicos Luis Mateo Díez, Pedro R. García Barreno y Salvador Gutiérrez Ordóñez, venía avalada por su experiencia en el lenguaje aplicado a la inteligencia artificial, área donde está reconocida como una de las mayores referencias a nivel mundial tras haber desarrollado durante años numerosos proyectos, estudios y publicaciones.
Solo con destacar que su nombre aparece en la lista del 2% de los científicos más citados del mundo en todas las áreas del conocimiento, baremo publicado en octubre de 2021 por la Universidad de Stanford (Stanford World Ranking), está todo dicho.
Por aportar algún dato más, destacan sus más de 300 publicaciones, y más de 25.000 citas de sus trabajos. En cuanto a la investigación, ha participado en 106 proyectos, de los cuales 49 son internacionales y 57 nacionales, en más de 300 publicaciones, 254 de ellas en revistas indexadas, y cuenta con cerca de 20.000 citas de sus trabajos. Tiene consolidados 33 registros de software y es constantemente invitada a ofrecer conferencias en numerosas universidades y centros internacionales de investigación de Estados Unidos, del Reino Unido, Irlanda o Francia, entre otros.
Su trayectoria profesional
Su historia de constante superación personal y profesional empezó en la Universidad Politécnica de Madrid, donde en 1985 inició sus estudios de Informática y posteriormente, en 1993, lograría el doctorado en Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial. Completaría su formación con un año de formación en Estados Unidos, en concreto a la Universidad de Stanford, y al regresar a la Politécnica ya creó bajo su dirección el Grupo de Ingeniería Ontológica, formado por 40 personas, para desarrollar la investigación en esta área, «buscando siempre temas novedosos».
Mientras tanto, obtuvo la cátedra de Inteligencia Artificial (2007), realizó un máster en Dirección y Administración de Empresas y llegó a ser directora del Departamento de Inteligencia Artificial (2008-2016), todo ello antes de ser elegida (2018) integrante de los los grupos de expertos que asesoran al Gobierno español en los temas de inteligencia artificial y big data. Su carrera, por tanto, se ha desarrollado en tres ámbitos relacionados entre sí: ingeniería ontológica, web semántica y datos enlazados, con un vínculo común, los conceptos de terminología, procesamiento del lenguaje natural y multilingüismo.
Lenguaje y máquinas
Pero más allá de los títulos y reconocimientos profesionales -que siempre ha llevado con mucha discreción-, la nueva académica plantea, en conversación con yodona.com, un punto de inflexión en su trayectoria profesional. Ocurrió en el XVI Congreso de la Academia de la Lengua Española, celebrado en Sevilla en 2019, y donde el director de la RAE, Santiago Muñoz Machado, mostró públicamente su preocupación por el lenguaje utilizado por las máquinas artificiales, un proceso que se establecía bajo el criterio exclusivo, en la mayoría de los casos, de los fabricantes y no de la gramática tradicional.
El peso específico que tienen para el ser humano en la actualidad las múltiples aplicaciones tecnológicas que se utilizan a diario producía entonces, y produce ahora, un desequilibrio tremendo. En este contexto, y aprovechando los Planes de Recuperación, Transformación y Resiliencia surgidos para canalizar los fondos europeos aprobados por la crisis derivada de la pandemia, se puso en marcha un PERTE estratégico impulsado para la Nueva Economía de la Lengua, con un presupuesto de 1.100 millones de euros.
El plan
El objetivo, explica Asunción Gómez, es crear una plataforma de datos con toda la infraestructura posible «para que se ofrezca apoyo y soporte a todo el ámbito de la Inteligencia Artificial, que es uno de los mayores aceleradores de los últimos años». En este sentido, la mayor parte de la tecnología mundial relacionada con la lengua utiliza como idioma el inglés, «y el español se encuentra a años luz» con respecto a esta nueva tecnología, describe. Es lo que se llama en términos técnicos LEIA (Lengua Española e Inteligencia Artificial) para potenciar un mayor uso de nuestro idioma, también en Hispanoamérica, por parte de los expertos en la creación de estas aplicaciones informáticas.
De ahí emerge la figura de Asunción Gómez, todo un referente de prestigio en el sector, base para que la Academia la haya incorporado como elemento esencial para adaptarse a los nuevos tiempos, y donde ya dirige el nodo de Innovación Digital en Inteligencia Artificial y Robótica para los Objetivos de Desarrollo Sostenible, uno de los 30 proyectos de innovación digital en inteligencia artificial seleccionados por la Comisión Europea en este campo.
«Se trata también de realizar análisis de textos, de generar un lenguaje natural, por ejemplo con la utilización de sinónimos, que se van perdiendo, por citar un caso, con la aplicación de WhatsApp, que te dirige ya a la forma de escribir de una manera mecanizada, con mensajes pequeños, donde se reduce el vocabulario; son aplicaciones -subraya- dónde solo sale una palabra cuando empiezas a escribir, o su abreviatura en muchos casos, y el lenguaje se va empobreciendo, así que debemos dotar de recursos a ese lenguaje artificial, pero que es la vida real y, por tanto, no lo podemos desdeñar sino que hay que establecer un sistema de retroalimentación», destaca. «No se trata de imponer una cosa sobre la otra, es una camino de ida y vuelta, porque la IA puede aportar al lenguaje y al contrario», apostilla.
Lo que se pretende desde la RAE es avanzar de la mano del lenguaje hacia el conocimiento científico y normativo de lexicógrafos y filólogos, al estar la lengua tan presente en las aplicaciones de inteligencia artificial. «Al escribir los mensajes de texto se utilizan abreviaturas, en muchos casos con faltas de ortografía, como los acentos, que luego se trasladan a otros ámbitos de la vida, como por ejemplo en los correos electrónicos y que llega incluso a los exámenes, donde los alumnos escriben como si estuvieran utilizando Twitter…», constata la vicerrectora.
Vida familiar
Desde el punto de vista personal, ocupar un asiento de la RAE le ha producido «mucha felicidad y orgullo» después de haber estado investigando durante tanto tiempo para el desarrollo de este ámbito. Su nombramiento «es un hito porque es la primera vez que una informática es elegida por la RAE», reconoce.
La investigadora extremeña se acuerda tras su nombramiento de la Universidad Politécnica, donde ha pasado buena parte de su trayectoria profesional, y también de su familia, «felizmente casada y con tres hijas», y terminando una de ellas precisamente ahora su licenciatura de Ingeniería: «Mi familia está loca de alegría», desvela mientras recuerda que procede de generaciones más vinculadas a la Medicina y a la Farmacia.
En principio, esta última era lo que tenía pensado estudiar: «Llegué al mundo de la informática un poco por casualidad pero en los estudios de COU -en el colegio San José de Villafranca de los Barros- se dio cuenta de que sacaba mejores notas en Matemáticas y Física que en Biología», aunque su madre fuera química.
Luego, en la carrera comprobó «que no había tal brecha de género porque entonces -años 80- había muchas mujeres, más que hombres, estudiando Informática, aunque luego ha ido disminuyendo el porcentaje». Por eso, este reconocimiento puede valer «para ser un referente y que ellas se animen a estudiar esta carrera, que está muy relacionada con el lenguaje, los usuarios, las aplicaciones…».
Una trayectoria llena de premios
Aunque ahora le llega toda el reconocimiento a su excepcional trabajo con este «inesperado» ingreso en la RAE, antes había recibido varios premios también muy importantes, como cuando en 2015 fue galardonada con el Nacional de Informática ARITMEL o el Premio Anual de Investigación UPM y el Premio Nacional Ada Byron a la Mujer Tecnóloga (2015).
Su primer artículo, publicado en 1997 por la Asociación Estadounidense de Inteligencia Artificial, generó todo un campo de investigación sobre la ingeniería ontológica y cuenta con más de 2.500 citas. Ahora, desde la silla de la RAE, se le abre una enorme posibilidad de transformar y adecuar las aplicaciones informáticas al idioma español y a todos los ámbitos de lenguaje. Complicada tarea tiene por delante…
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